Alazores arriba, entre aulagas y tomillos casi donde, al asomarse, se ven las tierras de Granada, nace el río más caudaloso, más largo y más importante de la provincia de Málaga y ahora, por lo que se ve, también, el más fecundo literariamente hablando.

 

Un grupo de amigos -está coordinado por Francisco Campos, Gerásimo Arjona y José Martos- acaba de presentar el número dos de lo que ellos han dado en titular 'Desde el Alto Guadalhorce'. De entrada le digo que es una joya. Excelente fue el primer número; éste, lo supera.

 

Hacen un repaso por la literatura, tradición oral, artes plásticas, música (con un repaso a la historia del flamenco y una entrevista al cantaor local 'Pirriqui'), historia, deportes, montañismo, asociacionismo, ciencia y naturaleza (una auténtica lección la lectura de 'Terral. El hijo indómito del Guadalhorce', del que es autor Luis Utrilla); economía, personajes y una guía sobre posibles visitas.

 

Por deformación, uno (me la he bebido de un tirón en tarde calurosa de julio) se para y se asombra con el desconocido -para mí- poeta antequerano Rodrigo de Carvajal, que no pudo morir en su tierra "ya que no he merecido vivir en ella" y en los apuntes a la historia local  -Francisco Campos-, de Villanueva del Trabuco, que no lo había dicho y que es patria chica de esta publicación que nace con voluntad de vertebrar toda la cuenca del río.

 

Fulgencio, que de niño era del Bilbao -ahora no sé- y que jugaba pero que muy bien al fútbol, se mimetizaba con Fuste (¿se acuerdan Zoco, Fuste?) y tiene recuerdos cariñosos para los zapateros de su pueblo, que inculcaban el gusanillo futbolero desde la banqueta del trabajo, para Miguel Valenzuela,  el Balmanya local, y  para el nada más y nada menos Club Deportivo Empire... ¡Ahí queda eso!

 

Parada aparte merece el artículo de Sharon E. Smith, esposa del pintor José Hernández. Naturalmente no les voy a reventar la lectura, pero fíjense que tres botones de muestra: "Recuerdo el sonido del viento solano después de la tormenta"; otro: "Tú -le había pedido abrir las ventanas- me aclaraste: "No, esas ventanas no; me agobian las voces de la gente, el silbido del viento. Abre los balcones de atrás, que entre el silencio" y "Cuando sopla, el solano me habla de ti"...

 

De quien le dio patadas -durante su alocución- al lenguaje no les cuento. Sí les digo que financia Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Villanueva del Trabuco y que aglutina el trabajo de muchas personas que lo han bordado. Esperemos el tercer número...